sábado, 23 de febrero de 2008

No se rinde. No se arrodilla. No implora clemencia. No se degrada ni se deteriora. Conserva intacto su prestigio


¡Compañero Fidel, hasta la victoria siempre!
Néstor Kohan (Rebelión)

Sentimos un poquito de tristeza, ¿por qué no admitirlo? Sin embargo, como alguna vez dijo Julio Antonio Mella, todo tiempo futuro tiene que ser mejor. Las luchas más profundas, las más radicales, las más decididas, todavía no han empezado. O mejor dicho, recién comienzan.
Fidel está enfermo y renuncia. Decisión lúcida y sabia, como siempre. No huye en helicóptero, como el patético presidente argentino De la Rua, derribado por su pueblo en rebelión en diciembre del 2001. No se tiene que ir acusado de corrupción, enriquecido y millonario pero escupido por el pueblo, como tantos otros. No termina escapando en lo oscuro de la noche como los dictadores latinoamericanos, protegidos por el Pentágono y la CIA, con el traje manchado de sangre y los bolsillos llenos de dólares.
Fidel no se rinde. No se arrodilla. No implora clemencia. No se degrada ni se deteriora. Simplemente toma la decisión de renunciar por limitaciones de salud, pero conservando intacto su prestigio político, el cariño y el consenso de su pueblo y la admiración de numerosos pueblos del mundo. Sin el gigante soviético en la espalda, pero rodeado de muchos pueblos del tercer mundo que lo siguen tomando como guía. No es casual que cada nuevo revolucionario, cada nuevo rebelde o cada nuevo presidente que aspira a enfrentar al gigante monstruoso del norte, el de Washington, Virginia y Wall Street, viaja a La Habana para verlo y pedirle consejo. Fidel, ya canoso y entrado en años, es el viejo maestro de las nuevas generaciones de rebeldes.
Desde ese lugar, ganado en la lucha, aconseja, guía, opina y provoca debates incluso generando opiniones que discuten con el maestro o problematizan algunas de sus decisiones. Esa es, precisamente, la misión pedagógica de un buen revolucionario. No fabricar dócil y sumisa apologética ni repetición burocrática de fórmulas sino discusión, reflexión y elaboración colectiva. Nunca calco ni copia. Esa es una de las mejores enseñanzas de Fidel como pedagogo popular (¿Qué han sido sus largos discursos de todos estos años sino pedagogía popular?).
Si tuviéramos que sintetizar el núcleo de su pensamiento político creemos no equivocarnos si lo ubicamos en la ética. El marxismo de Fidel —como el de su entrañable hermano argentino, Ernesto Che Guevara— ha sido y es un marxismo eticista y culturalista. La clave de la historia humana no está en el desarrollo de las fuerzas productivas sino en los valores y la cultura. En todo caso, las principales fuerzas productivas de la historia han sido las fuerzas morales. La Revolución Cubana no se derrumbó, aún sin comida, dinero ni petróleo, debido a los valores, la ética y la cultura.
La “batalla de las ideas” con la que insiste Fidel es otro nombre para lo que Antonio Gramsci ha denominado la lucha por la hegemonía. Todo el pensamiento político de Fidel, su práctica revolucionaria al frente de Cuba durante tanto tiempo, sus discursos y sus escritos, han sido una prolongada y larga marcha por la hegemonía socialista. En esa batalla de las ideas y los valores, la ética ha jugado un papel fundamental. Ya de jovencito, muchos años antes de iniciar la guerra revolucionaria en Cuba, el joven Fidel lo había resumido con una sentencia fenomenal: “el verdadero ser humano no pregunta de qué lado se vive mejor sino de qué lado está el deber”.
Ese es, a nuestro juicio, el núcleo de fuego que ha recorrido como un hilo rojo todo el pensamiento de Fidel a lo largo de décadas, de coyuntura en coyuntura, desde los tiempos de la clandestinidad y la guerrilla hasta los tiempos de estadista, desde la época encendida de la OLAS hasta la alianza coyuntural con la Unión Soviética, desde las guerras de liberación en África y Vietnam hasta la escasez material del período especial.
El deber. No el cálculo mezquino del dinero y el bienestar individual sino el deber. Pero no el deber en abstracto —aquel imperativo categórico de origen protestante, estricto, vacío, ahistórico y genérico, que puede ser llenado con cualquier cosa— sino el deber con un contenido sumamente preciso: la justicia, la rebelión contra el capitalismo, los poderosos y los explotadores, el patriotismo, el internacionalismo, el antiimperialismo, la autoestima popular. ¿Cuál es entonces nuestro deber? Pues...“El deber de todo revolucionario es hacer la revolución”, nos aconseja Fidel.
¿Fue distinto el marxismo del Che? ¿Guevara no planteó que la mayor satisfacción posible para una persona revolucionaria no reside jamás en la búsqueda de dinero sino en sentirse pleno y feliz por haber cumplido con el deber social? ¿Quién influyó a quien? ¿El Che a Fidel o Fidel al Che? Probablemente haya habido una influencia mutua y recíproca. Y en el medio de ambos, la ética de José Martí, el rechazo al “hombre mediocre” de José Ingenieros, el humanismo socialista, todos entretejidos en la perspectiva revolucionaria del viejo barbudo Carlitos Marx y su joven continuador con calva, nuestro amigo Lenin. Eso ha sido Fidel. Ese es Fidel.
Quienes nos hemos considerado y nos continuamos considerando fidelistas (“castristas” nos llaman despectivamente nuestros enemigos), guevaristas y mariateguianos, es decir, marxistas latinoamericanos, vemos a Fidel como un maestro. Aprendemos de su historia y de su ejemplo. Llegó a lograr lo que logró no por haberse sometido a la geoestrategia diplomática circunstancial de un Estado sino por haber confiado en las fuerzas de su pueblo y en sus propias fuerzas. Para triunfar en la Revolución Cubana Fidel no sigue las “directivas” de ningún Estado. Privilegia siempre las necesidades de su propio movimiento popular, con una mirada profundamente latinoamericana e internacionalista. Ese es el camino. Esa es la enseñanza de Fidel que nos guía. Ese es nuestro futuro.
La mejor manera de ayudar hoy a la Revolución Cubana es luchar por la revolución antiimperialista y anticapitalista en nuestros propios países. ¡Cuántos le rindieron aplausos una vez que Fidel triunfó pero lo habían insultado cuando sólo era un insurgente y un guerrillero! ¡Cuántos asisten a cócteles y cenas en nombre de Cuba pero en su momento llamaron a Fidel “aventurero”, “putchista”, “foquista”, “militarista” y muchos otros adjetivos destinados a desprestigiar y combatir las herejías revolucionarias!
No tiene sentido cantar loas apologéticas a las glorias del pasado cuando se visita La Habana (o el sol y la playa de Varadero...) mientras en el país propio se defiende a los empresarios y a los banqueros. Resulta insostenible y esquizofrénico emocionarse frente a un retrato de Fidel o con las canciones de Silvio Rodríguez cuando se demoniza, se insulta y se desprecia a los jóvenes rebeldes que actualmente enfrentan a la policía y a los militares.
La mejor solidaridad con Cuba, con su pueblo, con el futuro del socialismo y con Fidel, sigue siendo la lucha popular. Una lucha contra el capitalismo y por el socialismo que no tiene fronteras.
El deber de todo revolucionario es hacer la revolución. Esa es la enseñanza que nos deja Fidel con su ejemplo de vida. ¡Una vida entera dedicada a la revolución! Cuánta razón tenía también Fidel cuando nos dijo: “nuestro campo de batalla abarca todo el mundo”. ¡Qué impactante actualidad!
Fidel renuncia. Todo el mundo habla y opinará de eso. Los poderosos del imperio continuarán denostándolo desde sus multimedios monopólicos mientras los pueblos seguirán queriéndolo y admirándolo. Aunque su voz no aparezca en los noticieros comprados de la televisión. Pero a la larga, esa noticia dejará de ocupar la atención. Lo que permanecerá, a largo plazo, son las enseñanzas de Fidel. Las banderas de su pensamiento político rebelde y su ética revolucionaria inquebrantable. Esa misma que le permitió mantenerse de pie, sin trastabillar, durante medio siglo frente a la potencia más poderosa de la tierra y de la historia.
Continuar, hoy y en el futuro, las enseñanzas de Fidel y del Che. Ese es el gran desafío para las nuevas generaciones. Dentro de Cuba, poniendo toda la fuerza en profundizar la perspectiva socialista y en combatir el regreso al capitalismo. ¡Pero también fuera de Cuba, en las nuevas batallas que vendrán por un mundo más justo y solidario, el mundo socialista!
Fidel tenía razón. Nuestro campo de batalla abarca todo el mundo y nuestro deber es hacer la revolución. ¿Sabremos estar a la altura de ese deber?
Querido comandante, compañero, maestro y hermano Fidel
¡Hasta la victoria siempre!
Néstor Kohan
(Coordinador de la «Cátedra Che Guevara – Colectivo Amauta» de Argentina y autor del libro Fidel para principiantes)20-02-2008

martes, 19 de febrero de 2008

Mensaje del Comandante en Jefe

Compañeros:
En una nueva edición del diario oficial ``Granma´´, se ha Publicado el mensaje del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en donde hace publico que no aspirará ni aceptará reelección.
La Habana, 19 feb (PL) El presidente Fidel Castro anunció que no aspirará ni aceptará el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe en la sesión del Parlamento cubano, prevista para el próximo 24 de febrero.
"No me despido de ustedes. Deseo solo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título “Reflexiones del compañero Fidel” . Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso", subraya el líder de la Revolución Cubana en un mensaje divulgado hoy.
Queridos compatriotas:Les prometí el pasado viernes 15 de febrero que en la próxima reflexión abordaría un tema de interés para muchos compatriotas. La misma adquiere esta vez forma de mensaje.
Ha llegado el momento de postular y elegir al Consejo de Estado, su Presidente, Vicepresidentes y Secretario.
Desempeñé el honroso cargo de Presidente a lo largo de muchos años. El 15 de febrero de 1976 se aprobó la Constitución Socialista por voto libre, directo y secreto de más del 95% de los ciudadanos con derecho a votar. La primera Asamblea Nacional se constituyó el 2 de diciembre de ese año y eligió el Consejo de Estado y su Presidencia. Antes había ejercido el cargo de Primer Ministro durante casi 18 años. Siempre dispuse de las prerrogativas necesarias para llevar adelante la obra revolucionaria con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo.
Conociendo mi estado crítico de salud, muchos en el exterior pensaban que la renuncia provisional al cargo de Presidente del Consejo de Estado el 31 de julio de 2006, que dejé en manos del Primer Vicepresidente, Raúl Castro Ruz, era definitiva. El propio Raúl, quien adicionalmente ocupa el cargo de Ministro de las F.A.R. por méritos personales, y los demás compañeros de la dirección del Partido y el Estado, fueron renuentes a considerarme apartado de mis cargos a pesar de mi estado precario de salud.
Era incómoda mi posición frente a un adversario que hizo todo lo imaginable por deshacerse de mí y en nada me agradaba complacerlo.
Más adelante pude alcanzar de nuevo el dominio total de mi mente, la posibilidad de leer y meditar mucho, obligado por el reposo. Me acompañaban las fuerzas físicas suficientes para escribir largas horas, las que compartía con la rehabilitación y los programas pertinentes de recuperación. Un elemental sentido común me indicaba que esa actividad estaba a mi alcance. Por otro lado me preocupó siempre, al hablar de mi salud, evitar ilusiones que en el caso de un desenlace adverso, traerían noticias traumáticas a nuestro pueblo en medio de la batalla. Prepararlo para mi ausencia, sicológica y políticamente, era mi primera obligación después de tantos años de lucha. Nunca dejé de señalar que se trataba de una recuperación “no exenta de riesgos”.
Mi deseo fue siempre cumplir el deber hasta el último aliento. Es lo que puedo ofrecer.
A mis entrañables compatriotas, que me hicieron el inmenso honor de elegirme en días recientes como miembro del Parlamento, en cuyo seno se deben adoptar acuerdos importantes para el destino de nuestra Revolución, les comunico que no aspiraré ni aceptaré- repito- no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe.
En breves cartas dirigidas a Randy Alonso, Director del programa Mesa Redonda de la Televisión Nacional, que a solicitud mía fueron divulgadas, se incluían discretamente elementos de este mensaje que hoy escribo, y ni siquiera el destinatario de las misivas conocía mi propósito. Tenía confianza en Randy porque lo conocí bien cuando era estudiante universitario de Periodismo, y me reunía casi todas las semanas con los representantes principales de los estudiantes universitarios, de lo que ya era conocido como el interior del país, en la biblioteca de la amplia casa de Kohly, donde se albergaban. Hoy todo el país es una inmensa Universidad.
Párrafos seleccionados de la carta enviada a Randy el 17 de diciembre de 2007:
“Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana, que posee un promedio educacional cercano a 12 grados, casi un millón de graduados universitarios y la posibilidad real de estudio para sus ciudadanos sin discriminación alguna, requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez. Ni un solo detalle se puede ignorar, y no se trata de un camino fácil, si es que la inteligencia del ser humano en una sociedad revolucionaria ha de prevalecer sobre sus instintos.
“Mi deber elemental no es aferrarme a cargos, ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir.
“Pienso como Niemeyer que hay que ser consecuente hasta el final.
”Carta del 8 de enero de 2008:
“...Soy decidido partidario del voto unido (un principio que preserva el mérito ignorado). Fue lo que nos permitió evitar las tendencias a copiar lo que venía de los países del antiguo campo socialista, entre ellas el retrato de un candidato único, tan solitario como a la vez tan solidario con Cuba. Respeto mucho aquel primer intento de construir el socialismo, gracias al cual pudimos continuar el camino escogido.
”“Tenía muy presente que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, reiteraba en aquella carta.
Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer. Lo explico sin dramatismo.
Afortunadamente nuestro proceso cuenta todavía con cuadros de la vieja guardia, junto a otros que eran muy jóvenes cuando se inició la primera etapa de la Revolución. Algunos casi niños se incorporaron a los combatientes de las montañas y después, con su heroísmo y sus misiones internacionalistas, llenaron de gloria al país. Cuentan con la autoridad y la experiencia para garantizar el reemplazo. Dispone igualmente nuestro proceso de la generación intermedia que aprendió junto a nosotros los elementos del complejo y casi inaccesible arte de organizar y dirigir una revolución.

El camino siempre será difícil y requerirá el esfuerzo inteligente de todos. Desconfío de las sendas aparentemente fáciles de la apologética, o la autoflagelación como antítesis. Prepararse siempre para la peor de las variantes. Ser tan prudentes en el éxito como firmes en la adversidad es un principio que no puede olvidarse. El adversario a derrotar es sumamente fuerte, pero lo hemos mantenido a raya durante medio siglo.
No me despido de ustedes. Deseo solo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título “Reflexiones del compañero Fidel” . Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso.
Gracias.
Fidel Castro Ruz
18 de febrero de 2008
5 y 30 p.m.


´´Quien se sienta Revolucionario no se Arrepentirá Jamás``

viernes, 15 de febrero de 2008

Una Nueva Misión....Nuestra Revolución

Cada una de los invitados a las XV Brigadas Solidarias partimos desde Chile con una mochila,en ellas llevamos nuestras vivencias,recuerdos, formas de ver la vida etc. LLegamos a un lugar con otros aromas,temperaturas,colores y comidas. Sin embargo, la diferencia más grande era la gente. Acá no servía el análisis de un historiador,sociólogo,geólogo o estudiante, en Cuba el análisis parte en el corazón del ser humano, la pregunta es clave; por qué una revolución dura tantos años, por qué en elecciones democráticas la mayoría recurre a las urnas a decir Si a la revolución, pese a que la opinión pública mundial prefirió mostrar farándula, a esta victoria de la democracia donde es un ejemplo para países como Suiza donde los votantes no alcanzan el 50% de los ciudadanos con derecho a voto.
Después de la vivencia de estar dos semanas en Cuba, hemos conversado sobre la necesidad de manifestar nuestra nostalgia por esa amada tierra y su gente , en trabajo concreto, lo primero es dar este paso para que por el medio de comunicación más masivo se logre un intercambio de opiniones con gente de todas las edades y ocupaciones como es el caso de nuestro colectivo donde una de las integrantes tiene 11 años y el mayor 78.
Cuba país solidario,que acoge a estudiantes de latinoamerica,recibe al que golpea su puerta y abra sus brazos a quien llega a esa isla maravillosa.
Cuba te renueva, te abraza y te besa, es una tierra apasionada donde no se cuestiona si el otro no actua, sólo está en el disco duro de cada cubano, la solidaridad, la REVOLUCION. Napoleón planteaba que fácil era una reforma pues sólo es un cambio , la revolución es una NACER, los cubanos viven ese HACER EN EL DÍA A DÍA.
Esperamos sus comentarios y todo lo que nos pueda enriquecer para estar junto a esta tierra hermosa que nos acogió y nos dio la tarea de crear la Revolución.Un abrazo Rosario Reinoso